sábado, 26 de abril de 2014

ACTITUD ANTE LOS PROBLEMAS

Muchas veces la forma como actuamos ante un problema o una dificultad no nos deja satisfechos ni orgullosos a nosotros mismos, en ocasiones nos desconocemos a nosotros mismos, es como si el que hubiese actuado, o reaccionado fuera alguien completamente ajeno a mi mismo.
Nos proponemos cambiar ser diferentes, pero cuando se vuelve a presentar una ocasión similar, nos encontramos teniendo las mismas reacciones.



¿Si no es así como queremos actuar, si no estamos satisfechos con ello, que es lo que falla? ¿Dónde está el problema?

Frecuentemente cuando tenemos un problema tendemos a pensar que no tienen solución, o que no podemos encontrársela, estamos tan metidos en la dificultad que no nos planteamos o no vemos opciones o alternativas diferentes.

Podemos encontrarnos paralizados por la situación, a tal punto que no sabemos como actuar, como enfrentar las cosas, como si nos encontráramos en un cuarto oscuro o en un callejón sin salida, o por el otro lado nuestra reacción puede ser una pérdida del control sobre ella o sobre nosotros mismos, a tal punto que presos del enojo y la ira, la angustia o el estrés o la ansiedad optamos por respuestas que terminan no solo, no siendo las más adecuadas, sino poniéndonos en mayores dificultades e incluso avergonzándonos ante nosotros mismos y nuestros semejantes.
No importa si esta es a nivel personal, social, laboral o de pareja
A veces nos encontramos en situaciones en las buscamos quien tiene “la culpa” del problema, o del por que me siento o reacciono de la forma como lo hago.
O quejándonos de lo que nos ocurre, sin llegar a asumir una acción al respecto o sin darnos cuenta que somos artífices de aquellas cosas que nos pasan, bien sea por que se generan por nuestra forma de actuar o por que simplemente dejamos que las cosas pasen y estamos esperando a que cambien por sí solas o que alguien más lo haga por nosotros.

¿Qué actitud tienes, ante tus problemas?

La actitud no es otra cosa que la forma como reaccionamos ante una situación o un problema, y si bien es cierto que hay realidades que no podemos cambiar, que no está en nuestras manos hacerlo y que debemos asumirlas como tales, la forma como reaccionamos a ello hará la diferencia.

¿Siento que la situación me controla, o soy yo el que controlo la situación?
¿Por qué pierdo ante la situación el control?
¿Quién es mas grande, mi problema o yo?
¿Cuento con los recursos y herramientas necesarias para afrontarlo?
¿He salido de situaciones difíciles en el pasado?
¿Cómo lo he hecho?
¿Con que recursos personales cuento para salir de esta nueva dificultad?
¿si pudiera tomar algo de distancia del problema, podría ver algo que ahora no veo?
¿Qué de esta situación conflictiva me puede beneficiar?
¿Es mi actitud la que me lleva al problema?
¿Veo, ante esta situación mi medio vaso lleno, o mi medio vaso vacío?
¿si pudiera asumir mi responsabilidad y que el cambio depende de mi, en vez de pensar que las cosas son así o que el otro o la situación son las que deberían cambiar que es lo que haría?
¿Podría yo asumir un pequeño cambio y comprometerme con ello?

¿Por qué entonces, si las cosas son en la teoría tan claras y tan obvias, en la práctica no sucede de esta manera?

Si no estoy orgullosos de mi forma de comportarme y quiero asumir mis problemas de esta manera, por que no lo logro cuando nuevamente estoy enfrente de una situación conflictiva?

¿Por qué, pierdo el control o actúo impulsivamente? ¿Por qué actúo,  luego pienso y me arrepiento?

La buena voluntad, y el deseo de cambiar son las bases primordiales para poder hacerlo, pero hay circunstancias en nuestra vida, en las cuales actuamos de tal o cual manera por que están muy ligados a nuestros procesos internos, que no son conscientes como el decidir cambiar, y es por eso que las situaciones nos dominan una y otra vez, y nos dan la sensación de que no las podemos controlar o que no nos podemos controlar ante ellas.



En este sentido, la consciencia de ellos, y la decisión de cambiar, de que las cosas sean distintas, es poder reconocer que la situación se sale de nuestras manos y que para poder dominarla y enfrentarla necesitamos una ayuda profesional, y la suficiente madurez personal para poder aceptarla.

Logrando entender que es lo que pasa, y encontrando las herramientas adecuadas para enfrentarlo, y solucionarlo, haciendo que nuestro ambiente personal, social, laboral o de pareja sea diferente.

El cambio es posible, dominarnos y enfrentar situaciones conflictivas también, las alternativas están en nuestras manos, y la posibilidad de una mejor relación con nosotros mismos y con nuestro entorno también.

¿Puedo comprometerme conmigo mismo, y con quienes me rodean para que las cosas sean diferentes y aceptarla?

No esperes que los demás cambien para ti, el cambio empieza por ti. En tus manos está que las cosas sean diferentes

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