El Maestre levantó mi nueva espada, era mi ordenación como Maestre de la Orden de RAM. Enterré mi antigua Espada y el Maestre colocó mi nueva espada frente a mí y con sus poderes genero una luz extraña alrededor de nosotros, con su espada toco mis hombros y mi cabeza mientras decía: -Por el Poder y el Amor de RAM, yo te nombro Maestre y caballero de la Orden. Cuando salga de su vaina, jamás las regreses sin antes haber hecho un bien. A partir de ese momento ya no era necesario ocultar lo que había aprendido en el camino de la tradición. Ya era un Mago. En el momento que me disponía a tomar mi Espada, me piso los dedos, yo no entendí lo que pasaba, llamo a mi mujer y le entrego la Espada, después me dijo, -¡Aleja la mano que te engaña! Debías haberla rechazado, de haberlo hecho se te hubiera entregado, por que tu corazón estaba puro, pero resbalaste y por culpa de tu avidez, deberás caminar nuevamente en busca de ella-. Me encontraba atónito, mi espada vieja estaba enterrada y la nueva no me fue entregada, tenía que comenzar, estaba de vuelta en el mundo del Odio y de la tierra. Cuando nos retiramos, nadie se despidió de mí, no podía tocar la Espada sin la autorización del Maestre. -El Maestre dijo que no eras el primero que le ocurría eso –dijo mi esposa en el camino- y que la Espada te estaría esperando a una cierta hora, en una cierta fecha y en un punto de un camino que deberás recorrer. Me dijo donde debo esconderla y que la buscaras en una antigua ruta medieval
LA LLEGADA
Yo iría a Francia al encuentro de Mme Lawrence en San Juan Pied-de-Port. Mi esposa cumpliría el encargo del Maestre y después regresaría a Brasil. Así como los musulmanes tienen que ir por lo menos una vez en su vida a La Meca, En el primer milenio los cristianos tenían que recorrer un de las rutas sagradas. Aunque no descubriera mi Espada, la peregrinación por el Camino de Santiago haría que me descubriera a mí mismo.
SAN JUAN PIED-DE-PORT
Llegué donde me estaría esperando Mme. Lawrence. Sin siquiera preguntar que quería me condujo al segundo piso de la casita. Colocó un manto sobre mis hombros y un sombrero en mi cabeza, llevaban veneras cosidas, me entregó un cayado en el que amarro una pequeña cantimplora, colocando sus manos sobre mi cabeza realizó unas oraciones y me hizo jurar obediencia total a mi guía. El sombrero me protegería del sol y los malos pensamientos. El manto, de la lluvia y las malas palabras. El cayado de los enemigos y las malas obras, me dio las contraseñas y me dijo que mi guía me esperaba a 2 Km. de allí. Saqué de la cajuela del carro mi mochila y un saco de dormir y salí de la ciudad siguiendo las instrucciones. Ya estaba pisando el Camino de Santiago, apresuré mi paso hasta llegar al antiguo pozo, me esperaba un gitano que dijo ser mi guía, me propuso que si yo quería él buscaría la Espada por mí, cuando estaba por contestarle detrás de mí apareció un hombre como de cuarenta años, cabellos grises y piel quemada por el sol, se presento como Petrus y comenzó a darme la contraseña, entonces me di cuenta que el otro hombre era un impostor, tomo su mochila y se alejó, le pregunte que quien era el otro hombre, me dijo que nos habíamos encontrado con un demonio y que encontraríamos más en el camino, según él, el encuentro había sido un presagio favorable, pues el demonio se había revelado demasiado pronto. Dijo que en el camino me enseñaría algunos ejercicios y algunos rituales conocidos como las Prácticas del RAM. Entonces me enseño El Ejercicio de la Semilla.
EL CREADOR Y LA CRIATURA
Durante seis días hice el Ejercicio de la Semilla. -Estoy muy contento de estar aquí, -me dijo- el trabajo que deje de hacer ya no importa, y los trabajos que realizare después de esto serán mucho mejores. El séptimo día, mientras realizaba el último ejercicio de la semilla, permanecí quieto, con una bofetada me despertó Petrus y dijo en tono furioso -¡No te olvides de tus objetivos! Todavía tienes mucho que hacer entes de encontrar la espada.- Dijo que eso le pasaba a las personas que se fascinaban con los detalles y se olvidaban de lo que buscaban. Cuando nos aproximábamos a un pueblecito, Petrus me detuvo y dijo que era momento de enseñarme la segunda practica del RAM. nos sentamos en el suelo, yo me encontraba impaciente, ya quería llegar, Petrus fumaba su cigarro tranquilamente, miraba la planicie y después de un rato me preguntó, -¿Qué tal la travesía por los pirineos? Muy bien -respondí-. Debe haber estado muy bien -comenzó a decir- puesto que nos tardamos seis días en hacer lo que se pudo haber hecho en sólo uno. Me explico que en mi afán de encontrar mi Espada, nunca me preocupe por el camino, habíamos estado dando vueltas, era mi obligación notarlo, - Eso te pasó por que tu acto de caminar no existía, sólo tu deseo de llegar-. Dijo. Estaba tan sorprendido que me olvide del frió y del pueblecito, por eso era importante la segunda Práctica del RAM: extraer de lo que estamos acostumbrados a mirar todos los días los secretos que no logramos ver debido a la rutina. Petrus me enseño “El ejercicio de la Velocidad. Respire profundo y trate de no pensar en nada, el mundo estaba allí en torno a mí, me di cuenta que pocas veces la había prestado atención. Al otro día muy temprano nos dirigimos a buscar a un brujo, entramos a una iglesia, me presento con el padre Jorge, -un brujo vestido de padre-, me condujo hasta un cuarto alejado y comenzó a decirme que la ruta de Jacobea era el camino de la Espada, podría traerme poderes, pero eso no era suficiente, ¿dónde están tus veneras? -me preguntó-, le entregué las conchas, las puso sobre de una mesa, colocamos las manos sobre ellas y comenzó ha hacer unas oraciones, de las conchas salió una luz brillante, retiro las manos y las conchas dejaron de brillar, dijo que podía irme con la bendición de la Virgen de Ronces valles a Santiago de la Espada, dijo que sí nos perdíamos que siguiéramos las marcas amarillas. Me dijiste que me llevarías con un brujo no con un cura, -le pregunté cuando salimos- ¿qué tiene que ver la magia con la iglesia católica?-. -Todo- me contestó-
LA CRUELDAD
Llevábamos caminando cinco días. Yo ya no pensaba en el trabajo, mis preocupaciones habían desaparecido. -El camino que estas haciendo -dijo- es el camino del poder, el camino que era una tortura se empieza a transformar en placer. Con esto estas alimentando algo muy importante, tus sueños. El sueño es el alimento del alma, cuando vemos nuestros sueños frustrados es preciso continuar soñando, si no nuestra alma muere y Ágape no penetra en ella. Lo importante es librar un buen combate. El primer síntoma de que estamos matando nuestros sueños es la falta de tiempo, cuando las personas se sienten cansadas y se quejan de que el día es muy corto. El segundo síntoma son nuestras certezas, nos creemos sabios, justos y correctos con lo poco que le pedimos a la vida. El tercero y último síntoma, es la paz, la vida ya no nos pide grandes cosas, dejamos a un lado las fantasías de la infancia. Pero en realidad en lo más intimo de nuestro corazón, sabemos que renunciamos a luchar por nuestros sueños, a librar el Buen Combate-. Se detuvo y permanecimos en silencio algunos minutos, me entrego un alfiler de oro. -Se llama el Punto de la Crueldad -dijo-. Todos los días vemos el mejor camino por seguir, pero sólo andamos por el camino al que estamos acostumbrados. La única manera de salvar nuestros sueños es siendo generosos con nosotros mismos. Cualquier intento de auto castigo debe ser tratado con vigor-. Y me enseño el Ejercicio de la Crueldad.
EL MENSAJERO
Nos detuvimos en Puente de Reina, dos niños jugaban con una pelota a orillas de río, bajamos para acercarnos, cuando la pelota callo cerca de Petrus la tomo y me la arrojo, uno de los niños se acerco y me la pidió, retuve la pelota por un momento, entonces se agacho y cogió una piedra. Si no me la das te la arrojó -dijo-, lo amenace con darle una paliza si me la aventaba, entonces prometió entregarme un relicario que estaba enterrado debajo del puente, pero me negué. -Señor -comenzó a decirme- usted no necesita la pelota, es fuerte ha viajado y conocido el mundo. Yo solo conozco las márgenes de este río y mi único juguete es esta pelota. Devuélvamela por favor. La sensación de que ya había leído o vivido aquella situación hizo que resistiera una vez más. De pronto el paisaje en torno a mí se transformo, me sentí transportado a un largo y terrorífico desierto, sólo yo y el niño frente a mí, era mayor tenía facciones simpáticas y amigables, pero en sus ojos brillaba algo que me daba miedo, la visión no duro más de un segundo, Petrus tomo la pelota y se la dio al niño. Media hora más tarde llegamos a otro puente, ¿Para qué querías la pelota? me preguntó, le dije que había actuado así por que pensé que la pelota era algo importante para él, -De hecho si lo fue. -comenzó a decir- Hizo que establecieras un contacto victorioso con tu demonio personal. ¿Mi demonio personal? -pregunte-. Te tentó de tres maneras clásicas, con una amenaza, con una promesa y con tu lado débil, felicidades resististe valientemente. Es hora de llamarlo de nuevo. Lo vas a necesitar. Existen básicamente dos fuerzas espirituales, un ángel y un demonio, el ángel nos protege siempre, el demonio también es un ángel, pero es una fuerza libre, rebelde. Prefiero llamarlo mensajero, la única manera de lidiar con él es aceptándolo como amigo, oyendo sus consejos, pero nunca dejando que imponga las reglas, para ello es necesario, primero, que sepas lo que quiere, y luego que conozcas su faz y su nombre. Entonces me enseñó el Ritual del Mensajero. Me pidió que lo realizara por la noche. Como a las nueve de la noche llegamos a Estrella, después de disfrutar la cena nos dirigimos hasta el río Ega, me senté y comencé el ejercicio, primero aparecieron varias imagines hasta que de pronto estaba en el desierto y allí estaba el joven de facciones simpáticas, me sonreía y me mostró una bolsa, no pude ver dentro, de pronto un nombre vino a mi mente: Astrain. El mensajero hizo una señal afirmativa con la cabeza, había descubierto como se llamaba, entonces di por terminado el ejercicio. La conversación con el Mensajero será mucho más productiva si lo convocas todos los días, -dijo Petrus- debes saber distinguir perfectamente la ayuda real del engaño.
EL AMOR
Llegamos a un pueblo, donde un gitano antes de ser quemado lanzó su maldición al niño más pequeño de la aldea, el dueño del bar nos indico la casa donde había caído la maldición, cuando llegamos a la casa nos recibió una anciana, le pedimos agua, de mala gana nos paso, un perro negro la acompañaba, nos dio el agua apurándonos para que nos fuéramos, el perro parecía muy amigable, pero no me quitaba la mirada de encima, entonces me di cuenta que no era yo quien miraba al perro, aquel animal me hipnotizó y mantuvo mis ojos fijos en los suyos, comencé a sentir mucho sueño, yo quería hablar, pero no podía. Algo dentro de mí empezaba a manifestarse, quería decir palabras extrañas y comencé a decir en voz alta esas palabras, el can me mostró sus colmillos, ya no era el animal dócil de cuando llegamos, comencé a gritar sin preocuparme por entender la lengua extraña que esta hablando, de pronto la casa se sacudió, el perro se lanzo sobre mí, aullando, su peso me derrumbo, durante algunos instantes nuestros ojo se quedaron fijos de manera reciproca y de repente salió corriendo. Comencé a llorar y sentí una gran sensación de amor, salimos de la casa. Estaba feliz con aquel amor inmenso que me había invadido. Llegamos como alas ocho a un hotel, yo continuaba en aquel estado de beatitud, después de la cena comenzamos a platicar de lo sucedido, -Aller -comenzó a decir Petrus- cuando se presento tu Mensajero, sabía que estaba por iniciarse un combate en el Camino, has aplicado todo lo que te he enseñado, buscando un fin práctico. El lenguaje de tu corazón determinará la forma correcta de descubrir y manejar tu Espada. Me dijo que la sensación de alegría se debió a que su acción fue tocada por Ágape, -Las lenguas se debe a un Carisma, el don de lenguas. Te enseñare otra práctica que despertara tu intuición. De esta forma empezarás a conocer el lenguaje secreto de tu mente-. Me enseño el Ejercicio del Agua.
EL CASAMIENTO
Ya habían transcurrido cinco días del incidente con el perro, llegamos a Logroño, estaban de fiesta, se celebraría una boda. La fiesta empezaría en cualquier momento, Petrus comenzó a explicarme como el padre de la novia, la novia y el novio estaban contentos, era por que estaban realizando su sueño y estaban mostrando a todos que habían alcanzado una meta. No es una fiesta para convencer a nadie y por eso será divertida, todo indica que son personas que ya libraron el Buen Combate del Amor. Cuando los novios cortaron el pastel, dije -parecen amarse-, Petrus comenzó a decirme que existían tres palabras griegas para designar el amor, “Eros, Filos y Ágape”, dijo que en ese momento estábamos viendo la manifestación de Eros. Los novios creen en el amor y están participando en la misma aventura, pero si él siente que no es libre para llegar a manifestar todo el Eros que siente por otras mujeres y ella siente que sacrifico una carrera brillante por acompañar al marido. Eros, el espíritu que los une comenzara a mostrar sólo su lado malo y pasará a ser fuente de odio y destrucción. a pesar de ser bueno o malo, el rostro de Eros nunca es el mismo. “Filos”. Es el amor en forma de amistad, cuando la llama de Eros ya no puede brillar, Filos mantiene unidas a las parejas. Los vasos de vino que se había tomado ya habían hecho efecto, -Vamos a divertirnos en esta fiesta sin tocar el tema del amor que devora-, entonces me acorde de sus palabras. -Las practicas del RAM. Sólo tendrán sentido si pudieran ser ejecutadas por una persona común-. Petrus paresia un hombre como los demás, platicaba con quien le prestase atención, termino tan mareado que tuve que llevarlo del brazo al hotel. En todo el Camino de Santiago nunca hizo el menor esfuerzo por parecer más sabio, más santo o mejor que yo. Todo lo que había hecho fue transmitirme su experiencia. Esto me hizo sentir más fuerte. El Camino a Santiago era para las personas comunes.
EL ENTUSIASMO
Ágape no es algo que se pueda decir con palabras, -me dijo Petrus- tiene que sentirse. desde que conocí a Petrus, muchas cosas habían cambiado en mí, mi apego a la civilización que tanto me costo hacer a un lado, estaba casi superado. Cuando comenzó a oscurecer nos dirigimos a una pequeña ermita enclavada en una roca, entramos en ella, dentro había un fogón hecho de piedra y algunas escudillas cuidadosamente apiladas en el suelo, dos de ella estaban llenas de trigo y papas. Esperamos casi una hora, cuando pensé que nos iríamos, me dijo -Aquí está presente una de las manifestaciones de Ágape, una de las más puras, el amor total, el amor que devora al que lo experimenta, hace que todo pierda importancia. Estos hombres viven sólo para ser consumidos por su amor. Me dijo que en esa ermita viva un hombre llamado Alfonso, que cuando él peregrinó, llego allí con su guía, los tres hicieron el Ritual de Ágape, El Ejercicio del Globo Azul, dijo que fue una de sus experiencias más importantes de su vida. Ágape es mucho más que agradar, es un sentimiento que invade todo, y hace que cualquier intento de agresión se convierta en polvo. -Aprendiste a renacer, -dijo- a no ser cruel contigo, a conversar con tu mensajero, pero todo lo que hagas de ahora en adelante, tendrá sentido sólo si fuere tocado por el Amor que devora. La mayoría de los peregrinos experimentamos otra forma de Ágape, el “Entusiasmo”. Significa arrobamiento, vinculo con Dios, se manifiesta en los primeros años de nuestras vidas, cuando jugamos y damos vida a nuestros juguetes. Cuando los niños se acercaron a Jesús, lo hicieron sin pensar en sus milagros o su sabiduría, iban alegres, movidos por el Entusiasmo. Perdemos el Entusiasmo debido a nuestras pequeñas y necesarias derrotas durante el Buen Combate, sin darnos cuenta que se nos esta escapando el verdadero sentido de nuestras vidas y culpamos a todos de nuestra derrota. Cuando transmutaste el espíritu del perro, sentiste Ágape en su estado puro. Petrus me enseño el Ejercicio del Ágape o el Globo Azul.
LA MUERTE
Teníamos dos días de camino, cuando sentí una presencia, quise caminar más rápido, pero Petrus me detuvo y me dijo que de nada servia correr, que tenia que enfrentar la situación, me dijo que volteara rápido, antes de que fuera demasiado tarde, cuando voltee, se encontraba el perro negro, no me quitaba la mirada, comencé a sentir un dolor abdominal, algo me decía que no debía dejar de verlo, si lo hacía podría volver a atacarme, yo, ya no tenía miedo, si lo hubiera tenido mis ojos me habrían denunciado, presentí a mi derecha una silueta que se aproximaba y cruzo exactamente la línea de nuestras miradas, dijo algo que no entendí, su presencia era buena, amistosa y positiva, cuando termino de pasar, mi estomago se relajo, el perro bajo los ojos y corrió hacía la casa abandonada, en ese momento mi corazón se acelero, sentí que me iba a desmayar, busque la silueta que me dio fuerzas para derrotar al perro, era una monja rumbo a Azofra. Tu miedo te causo mucho más daño que el perro, -me dijo Petrus- el perro ahora vaga tras de ti. Deberás decidir si deseas ser esclavo o señor de esa fuerza. Al librar el Buen Combate nunca debes olvidar que atacar o huir son parte de la lucha, lo que no forma parte de la lucha es quedarse paralizado de miedo. Al sentir una presencia positiva tu fértil imaginación creyó que alguien había llegado para ayudarte, pero fue tu fe la que té salvo. Eran como las siete cuando se veía la torre de la iglesia de Santo Domingo, Petrus me pidió que nos detuviéramos, caminó hacía un árbol que se encontraba retirado del camino luego me pidió que me acercara y me dijo, -Aquí té quedas, mañana te veo en Santo Domingo de la Calzada. Hoy te vas a enfrentar a otro tipo de enemigo, “La Muerte”. El hombre siempre intenta ocultarse a sí mismo la certeza de la Muerte. No se da cuenta de que, con la conciencia de la Muerte, sería capaz de atreverse a mucho más, porque no tiene nada qué perder, ya que la Muerte es inevitable. -Nos sentamos bajo del árbol. Aquí estas completamente seguro, con una sola excepción, el peligro de tu miedo -dijo- experimentaras la manera más pavorosa de morir. Y Petrus me enseño El Ejercicio del Enterrado Vivo. Ese ejercicio se hace sólo una vez. Te estaré esperando en el parador -me dijo mientras se alejaba.- Ya había obscurecido, estaba allí sólo en el campo, me acosté en el suelo y mire las ramas sobre mi cabeza, empecé a oír ruidos extraños, de pronto se escucho como si se rompiera una rama, me asusto y mi corazón se acelero, lo mejor era hacer el ejercicio e irme al hotel, puse mis manos sobre mi pecho y me relaje. Algo a mi lado se movió, di un salto y de inmediato me puse de pie, no era nada, la noche había traído los terrores del hombre. Me volví a acostar, estaba sudando, entonces comencé el Ejercicio.
LOS VICIOS PERSONALES
Estábamos en un campo de trigo plano, una columna medieval rematada por una cruz marcaba el camino de los peregrinos. Vamos a rezar -dijo- por la única cosa que derrota a un peregrino una vez que ha encontrado su Espada: los vicios personales. “Tened piedad, Señor,” por que somos peregrinos camino a Compostela, y esto puede ser un vicio. Haced que jamás consigamos volver el conocimiento contra nosotros mismos. Así comenzamos a pedir piedad por todos los vicios y excesos de la humanidad.
LA CONQUISTA
Llegamos a una extravagante obra de la naturaleza, una depresión donde una cortina de agua se precipitaba al centro de la tierra, bajamos, era un oasis en medio del desierto. Vamos a remontar esa cascada -dijo mi guía-. Estábamos ante una pared de más de quince metros de altura, no tenía protuberancias de donde apoyarse y la profundidad del lago era mínima. Le dije que no subiría por que me iba a caer. Pon atención -dijo- voy a subir primero, sin ningún don y voy a lograrlo, después tendrás que hacerlo tu, si te rehúsas estarás rompiendo tu juramento. Se quito la ropa. -Vas a poner en práctica todo lo que has aprendido.- Entró en el agua fría, se mostraba contento, antes de entrar bajo el velo del agua me dijo que este no me dejaría ver donde iba a poner sus pies y manos y de esta misma forma un discípulo nunca puede imitar los pasos de su guía. Y comenzó a subir, la cabeza de Petrus se asomo arriba y de un movimiento rápido impulso su cuerpo hacia arriba, finalmente apareció en una de las orillas, lleno de luz y sonriente. Vamos -gritó- ahora te toca. Me quite la ropa y me sumergí en el agua fría, me di cuenta que la cascada era mucho más fuerte de lo que pensaba, cuando atravesé la cortina de agua mi cuerpo quedo entre la piedra y la cascada, la piedra estaba llena de huecos. ¿Ves? -me grito Petrus- después de resuelto, un problema es de una sencillez aterradora. Ya había recorrido casi todo el camino, faltaba el final, acerque mi cabeza, el torrente de agua que rugía sobre mí, era ensordecedor, comencé a tener dificultades para respirar, luchaba con todas mis fuerzas por mantener mis pies y manos agarradas a las salientes, cuando mi cabeza emergió por completo, vi brillar el sol sobre mí y aspire el aire que me rodeaba. El impulso final debía ser grande, el agua golpeaba en mi pecho, logre sacar un brazo y encontré una protuberancia donde me apoye y luego la otra mano, entonces el último paso fue dado, todo mi cuerpo atravesó el agua, me arrastre hasta la orilla. Quise levantarme, pero el cuerpo exhausto rehusó obedecerme, me que dormido un rato, cuando desperté me enseño el SOPLO DE RAM.
LA LOCURA
Llegamos a Foncebadón, estaba en ruinas, allí se encontraba la cruz de hierro, una de las señales más importantes del camino. Cuando quise apretar el paso, Petrus decidió que descansáramos. Todo lo que te enseñe -comenzó a decir- solo tiene sentido si estas satisfecho contigo, si no fuera así los ejercicios que te enseñe te llevaran a desear un cambio, el deseo de luchar contra todo aquello que no te satisface en tu vida diaria. La única manera de tomar una decisión correcta es saber cual es la decisión equivocada. Entonces me enseño el Ejercicio de las Sombras, me dejo solo par que lo realizara y encontrara la solución correcta en la búsqueda de mi Espada, cuando regresó, le dije que mi espada estaría en un lugar seguro, abierto pero poco concurrido, en una iglesia de una pequeña ciudad entes de llegar a Santiago. Petrus se mostró orgulloso, pero de pronto se puso tenso, mire a un lado y allí estaba el perro, había llegado la hora de enfrentarlo, el perro comenzó a acercarse, cuando busque a Petrus no estaba, deje de pensar y me concentré en la lucha que tenía que librar, comencé a sentir miedo, entonces el perro se abalanzó sobre de mí y comenzó a atacarme, sentía sus garras y sus mordidas en mi cuerpo, algo en mi interior me decía que debía renunciar a todo y dejar que el perro me dominara, un ruido llamo la atención del animal, eran unas ovejas que iba atravesando la calle, el perro se me quito de enzima dispuesto a atacarlas, aproveche la oportunidad y lo agarre por una pata, una fuerza comenzó a surgir dentro de mí, me arroje sobre el perro y comencé a morderlo, el animal empezó a mirarme con pavor, se me soltó y lo acorrale, tenía ganas de despedazarlo, me di cuenta que algo anda mal, el perro ahora tenía miedo, los demonios lo habían abandonado y ahora estaban dentro de mí, me di cuenta que tenía que resistir y no matar a aquel animal ahora indefenso y expulsar a los demonios, Ágape se apodero de mí, mi cuerpo tembló y los demonios regresaron a la tierra, el perro sangraba y movía su cola, Petrus estaba de vuelta, con su camisa hizo un torniquete en mi pierna que sangraba mucho, me sugirió que hiciera el Soplo de RAM.
EL MANDAR Y EL SERVIR
Ese día dormimos allí, cuando desperté tenía un poco de fiebre, Petrus trajo a una anciana para que me curara, cuado me recuperé continuamos el camino. Petrus dijo que en mi búsqueda había un secreto que aun no había descubierto. Él se había dado cuenta de la presencia del perro, por el sentido del oído, me dijo que había escuchado sus ruidos. Un hombre que no sabe oír -dijo- no puede escuchar los consejos que la vida nos da a cada instante. Me enseño el Ejercicio de la Audición. Me dijo que ese ejercicio me ayudaría a tomar la decisión correcta, después me pidió que levantara con mis pensamientos una cruz que estaba caída en el camino, me concentré pero por más intentos que hice no lo logre, después de un rato me dijo molesto que entonces lo hiciera con las manos. Yo tenía las manos y los brazos vendados por la pelea, pero paresia no importarle eso, lo obedecí, cuando intente levantar la cruz las heridas que tenía me hicieron gritar de dolor, entonces enrollé mi camisa en mi mano y con una piedra comencé a golpear la base de la cruz para soltar unos hilos de madera que todavía la sujetaban, cuando lo conseguí mi mano sangraba, Petrus ya estaba dormido, continué con mi trabajo, enrolle la camisa en ahora en mi mano izquierda y comencé a cavar un hoyo. -Petrus debe tener sus motivos- pensaba, pero mientras más golpeaba el suelo, éste se convertía en su rostro, de pronto la piedra choco con otra piedra, no podía continuar ni tampoco podía comenzar otro hoyo ni arrastra la cruz a otro sitio, entonces recordé el Ejercicio de las Sombras, “La solución equivocada te indicará la correcta” el camino correcto era levantar el piso, forme un hoyo por encima del nivel del piso con piedras y tierra, me coloque por debajo de la cruz y me levante recordando el ejercicio de la Semilla hasta ponerla en el hoyo, admire mi trabajo por un momento, Petrus seguía dormido, con el pie lo moví para que se despertar, bruscamente se despertó y miro la cruz, todo lo que dijo fue -Muy bien, en Ponferrada te cambias el vendaje-.
LA TRADICIÓN
Cuando llegamos al hotel me cambie las ropas, después de cenar dimos un paseo, nos detuvimos en la estación ferroviaria, comenzó a decirme que el Camino de Santiago estaba por acabar. Los hombres que se creen sabios son indecisos a la hora de mandar y son rebeldes a la hora de servir. Les parece vergonzoso dar órdenes y una deshonra recibirlas. Jamás te comportes así. Me pidió que cerrará los ojos y que hiciera el Ejercicio del Soplo, no debía abrirlos hasta que él me hubiera enseñado un ejercicio, comenzó a decirme que era su primera vez como guía y que no había logrado hacerme aprender el secreto de mi Espada, que ahora me tocaba aprenderlo por mi mismo. Te estoy diciendo esto por que sólo vamos a encontrarnos una vez más. Me exalte y abrí los ojos, Petrus estaba brillando. ¡Cierra los ojos! -dijo- y obedecí. Mañana –siguió diciendo- recibirás un mensaje que te dirá dónde estoy. Recuerda que tu camino es uno de muchos que llevan a Dios. Entonces me revelo el secreto del Camino. –Si encuentras tu espada, tendrás que enseñarle el Camino a alguien, entonces encontraras todas las respuestas dentro de tu corazón. Entonces me enseño el Ejercicio de la Danza, que tendría que realizar al otro día, después Petrus desapareció. Al día siguiente recibí un recado que decía, -7:00 PM Castillo de los Templarios. Después de mí comenzaron a llegar personas de diferentes partes del mundo, nos dirigimos hasta la antigua capilla del castillo, se encontraba iluminada por antorchas, nos esperaban siete personas con trajes seculares de templarios, uno de los caballeros era Petrus, me entregó una túnica para que me la pusiera, entonces trazaron un circulo a nuestro alrededor como protección, los caballeros comenzaron a invocar al poderoso Rey N, el Sumo Sacerdote escribió en la tierra los 72 nombres con los que Dios es llamado en la Tradición, todos comenzamos a recitar los nombres sagrados y llegó el momento de la danza, comencé a pensar en mi infancia y una lejana voz de mujer dentro de mí comenzó a cantar canciones de ronda, comencé a bailar, me encontraba por completo en el ritual y entre en éxtasis, después de un rato el Sumo Sacerdote nos hizo volver del trance. El Sumo Sacerdote le pidió al Espíritu N que se retirara, mandó llamar a un australiano y le preguntó si estaba dispuesto a ser esclavo de la casa y este acepto, su Maestre se aproximo a él y le entregó su espada, sonó la campana de una iglesia y se retiraron los caballeros, ya estaba amaneciendo, yo seguía sin encontrar el secreto mi Espada.
EL CEBREIRO
Esa noche continué mi camino, en Villafranca del Bierzo visité el Portal del Perdón y la iglesia de San José Obrero, pero mi Espada no estaba allí, entonces continué mi camino a Compostela, esa noche dormí y comí en la casa de una anciana, rece e hice los ejercicios, resolví invocar a Astrain, necesitaba platicar con él sobre el secreto de la Espada, no me dijo nada importante ya que estos secretos le estaban vedados, al otro día continué mi camino, esa misma tarde llegaría a Galicia, donde se encontraba Santiago de Compostela. El camino se volvía cada vez más pesado, comencé a pensar que sucedería si no la encontrara, me repetía cuan importante era para mí el Camino a Santiago. De pronto algo estallo dentro de mis pensamientos, todo estaba claro, durante todo el camino lo único que quería saber era donde estaba mi Espada, pero nunca me pregunté por que quería encontrarla y para que la necesitaba, cuando alguien desea algo, debe tener una finalidad muy clara para lo que quiere, había descubierto el secreto, ahora encontraría lo que buscaba, continué caminando entrando en trance, estaba consiente de adonde quería llegar, cuando atravesaba una montaña me encontré rodeado de neblina, todo estaba en silencio, de dentro de mi surgió una vos femenina que me decía que tenia que seguir adelante, la niebla se disipo por completo y en lo alto del pico de la montaña de Pedrafita de Cebreiro, estaba la cruz, cuando subí al pie de la cruz, Como a cien metros se veía un pueblo, un cordero subió el monte hasta la cruz, comencé a sollozar, todas las lecciones del Camino a Santiago volvieron a mi cabeza, tuve que venir aquí para descubrir cosas que ya sabía, el cordero comenzó a bajar hasta el poblado y yo lo seguí, el mundo era transparente para mí, seguí al cordero hasta la capilla. Estaba llena de luz, el cordero desapareció entre las bancas, ante el altar, sonriendo, estaba mi Maestre con mi Espada en la mano, salimos del lugar y me pidió que sujetara la empuñadura junto con él apuntando hacia arriba entonces comenzó a decir el Salmo sagrado de los que viajan y luchan por vencer. Me arrodille y toco con el acero mis hombros, comenzó a llover y sentí por primera vez en todo el Camino el agua que venía de los cielos. Yo era digno de mi Espada porque sabía que hacer con ella.
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